Al verla, primero me reí pero después me puso a pensar. Aunque la informalidad abunde en las redes sociales, la mayoría de las veces mi escritura no está condicionada a un número de caracteres, por lo que no escribir correctamente de manera consciente es sinónimo de flojera. Recordé este humilde blog y pude notar cómo los errores de puntuación acompañan mis entradas. Nunca más, señores, ¡nunca más!
Si el idioma español es tan rico, tan delicioso, tan maravilloso, ¿por qué no usarlo correctamente?
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